Charlotte Perriand, Eileen Gray, Aino Marsio, Matilde Ucelay, Rita Fernandez Queimadelos, Anna Wagner, Denise Scott Brown….son nombres de un grupo de mujeres cuyo denominador común fue ser Arquitectas en el primer tercio del siglo XX, realizando sus estudios de Arquitectura entre 1.900 y 1.931. Ejercieron su profesión en una época en la que no estaba muy aceptado para la sociedad en general que una mujer fuera arquitecta y dirigiera a un grupo de hombres en las obras.
La mayoría de ellas ejercieron su profesión conjuntamente con sus maridos o parejas. Aunque su trabajo sí fue reconocido y valorado en el entorno profesional en el que se movían, el gran público aplaudió el trabajo de sus maridos ( Le Corbusier, Alvar Aalto, Otto Wagner, Robert Venturi…) desconociendo la presencia y las aportaciones de estas mujeres en los Estudios de Arquitectura.
Me gustaría dar a conocer el trabajo de estas mujeres realizando una serie de artículos sobre ellas que iré introduciendo en el Blog. Quiero empezar mi serie de artículos sobre mujeres arquitectas pioneras por Matilde Ucelay.
Matilde Ucelay fue la primera mujer titulada en Arquitectura en España. Ingresó en la Escuela de Arquitectura de Madrid en el año 1931 y se licenció en junio de 1936, obteniendo su título el 15 de julio de 1.936.
Entre 1945 y 1981 realizó unos 120 proyectos firmados por ella, la mayoría de viviendas unifamiliares, pero también tiendas y almacenes. Los encargos le vienen principalmente de extranjeros afincados en España o personas de la burguesía española, entre otros la familia Ortega – Spottorno, de ámbitos de carácter intelectual y pensamiento liberal ( en el sentido liberal de aquella época) puesto que en otros ámbitos de la sociedad no existía confianza en que una mujer ejerciera de Arquitecto.
Matilde es una avanzada de tiempo, una pionera. Nacida en 1912, estudia el bachillerato en el Instituto Escuela, heredero de la Institución Libre de Enseñanza, a la que su padre se sentía muy afin en ideas; en él se conceden la igualdad de oportunidades entre los chicos y las chicas. En esta época conoce a Jimena Menéndez- Pidal y Angeles Gasset, futuras creadoras del Colegio Estudio, en Madrid.
En lo familiar, Matilde crece en una familia burguesa, ilustrada y liberal, en la que se relacionan con intelectuales de la época y son muy amantes de la literatura, el arte y el teatro. Su madre, Pura Maórtua, organizaba en su casa veladas de lectura y teatro; dirigió un grupo de teatro independiente – Anfístora-, fundó el Lyceum Club en 1926 y más tarde la asociación Educación Cívica para la Mujer, de carácter transformador, junto con María Lejárraga. La actividad de su madre Pura, que desarrolla durante las tres primeras décadas del siglo XX, no es tampoco nada común en su tiempo; tanto en el ambiente familiar como en el educativo se va gestando el germen del pensamiento avanzado de Matilde.
Casada en 1.937 y madre de dos hijos, Matilde ejerció la Arquitectura durante más de 40 años, entre 1940 y 1981, haciéndola compatible con su papel de madre y esposa. En una época en la que el papel de la mujer se relegaba casi exclusivamente a las funciones de ama de casa (profesión muy infravalorada y que debe obedecer a una elección personal de la mujer) Matilde demuestra con su actuación personal y profesional que una mujer puede ejercer la profesión de Arquitecta igual que los hombres y que lo puede hacer bien por sus conocimientos, experiencia y profesionalidad, y no en función de pertenecer a un sexo u otro.
Finalizada la Guerra, en 1942, se la depuró profesionalmente en un Consejo de Guerra por su afiliación republicana y liberal y se la inhabilitó para ejercer cargos públicos, imposibilitándola para ejercer la profesión de manera privada durante 5 años. Para eso sí era igual a los hombres. A pesar de ello, Matilde realiza en solitario varios proyectos en estos años, con la complicidad de sus amigos arquitectos, que firman sus proyectos por ella.
En su trayectoria profesional se centró en proyectos a pequeña escala, casi exclusivamente en el ámbito doméstico de las viviendas unifamiliares, donde demuestra gran habilidad organizativa del espacio y el diseño del más mínimo detalle. Según algunas de sus clientas, se notaba la mano femenina, pues aportaba soluciones funcionales y eficaces para las labores que se desarrollaban en el hogar. Muy meticulosa, se pasaba el día en la obra y elegía hasta el último de los materiales.
En sus últimos años de ejercicio profesional, que desarrolla junto con su hijo José Enrique, también Arquitecto, realiza bóvedas laminares de hormigón armado, un elemento arquitectónico técnicamente muy avanzado.
En el año 2.004 recibe el Premio Nacional de Arquitectura a toda su trayectoria profesional.
Tanto Matilde como otras mujeres de su tiempo abrieron el camino en el acceso de la mujer a las carreras universitarias y al desempeño de profesiones hasta el momento reservadas al mundo masculino, superando no pocas dificultades y prejuicios.
Gracias a esa puerta abierta por estas pioneras nosotras hemos podido llegar a ejercer la profesión que hemos elegido con muchos menos prejuicios y menos cortapisas de las que sufrieron ellas entonces.
– Revista Clarin >>Matilde Ucelay. Pionera de la arquitectura en la sombra.
Inmaculada de la Fuente.
– ecured.cu >>Sintesis Biográfica. Matilde Ucelay
– artedemadrid.wordpress.com>> La Vivienda_ Estudio de Matilde Ucelay
– El Pais. Edición impresa- Necrológica: Matilde Ucelay Maórtua. La primera arquitecta española. 26.11.2008. Ines Sánchez de Madariaga.
– urv.cat >> Universitat Rovira i Virgili. Matilde Ucelay.
– COAM. Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.
Hola:
te mando esto para que hagas otra entrada en tu blog, me ha parecido muy injusto y va muy bien con el tema que tratas.
http://elpais.com/elpais/2013/04/23/eps/1366712866_157748.html
Muy interesante, Carina. Está claro que los prejuicios siguen existiendo ahora y no se quedaron en los años 50 y 60 del siglo pasado. Me aporta una información reciente sobre Denise Scott Brown y su aportación a la Arquitectura, en la que profundizaré cuando redacte la entrada que tengo previsto dedicarle. Gracias por el enlace y la colaboración.
Personalmente, yo sí hubiera ido al DF a la entrega del Prizker, como forma de subrayar y manifestar la participación de una mujer en el trabajo premiado.